““Ojos llenos de abril” pertenece al destiempo. No es abril nada más la morada constante. Sino todos los meses y todos los años y todos los días. La mujer es la prueba fehaciente que no existe omega y que el alfa jamás delimita o recuenta el tamaño del tiempo, el amor, el poema.
Paul Paniagua nos deja asomar por el ojo de la cerradura a su propia mirada. Pero no servirán nuestros ojos. Es vital e imperante usurpar su mirada. Otros ojos. Ojos llenos de abril que son llave y ventana y paisaje profundo como un mar adentro.
Fausto Vonbonek.
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