Sin Trompo de Poner
La churumbela es el trompo mujer. Se presenta al duelo cohibida. Observa a su rival, el tosco y fornido pariente cercano el trompo. Él la intimida. La churumbela se mira al espejo. Contempla orgullosa su exquisita figura sin piola. Admira el relieve de colores brillantes, sus rayas perfectas, su verde bufanda, su vestido de gala y zapatilla de plata que calza. El trompo la enfrenta, avanza hacia ella. No retrocede. Ella le coquetea sonriente. Le hace un pase bandera. Cruzan miradas. Piensa en la pena de muerte de trompos. La churumbela lo besa. Él la acepta. Zapatean el “Son de la Negra”. Ella no quiere saber de castigos ni torturas de trompos ni menos “de guerras. La churumbela lo vuelve a besar y lo ama. Se rinde. Él corresponde. Se quita el zarape. Odian los juegos de trompos. A él también le parecen absurdos. Siguen bailando. Acercan sus cuerpos de pino. Se dan otro beso. Sonríen. Brincan la cuerda. Salen del círculo. Desaparecen felices los dos en un mundo infinito.
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